Cuando ir enfermo a la escuela se vuelve una lección de "responsabilidad"
- enlavozlatina
- 28 jul
- 2 Min. de lectura
¿Imaginas que tu hijo se enferma, lo llevas al médico, consigues una nota… y aun así la escuela no la acepta?

Una reciente decisión del sistema escolar del condado de Lawrence, Tennessee, ha generado un intenso debate entre padres, educadores y profesionales de la salud. A partir del nuevo año escolar, el distrito ya no aceptará justificantes médicos para excusar ausencias estudiantiles, una medida que busca combatir el ausentismo crónico, pero que también plantea serias preocupaciones.
Sí, leíste bien: ni una nota del doctor podrá evitar que una falta sea registrada como tal. El distrito justifica la decisión con un argumento contundente: formar estudiantes con ética laboral, que aprendan desde ya que en el mundo real se espera que las personas trabajen incluso estando enfermas o lesionadas.
Y aunque suena como una “lección de vida”, muchos padres y profesionales de la salud están alarmados.

¿Qué pasa si tu hijo tiene gripe, fiebre o incluso COVID-19?
Según la nueva norma, si no asiste a clase, la falta contará igual.¿Lo mandas enfermo a la escuela? Si la enfermera lo envía a casa, se le marca como “tarde”. Tres tardanzas equivalen a una ausencia. Y tras ocho ausencias: posible cita en la corte juvenil.
Sí, incluso por estar enfermo.
Muchos temen que se esté sacrificando la salud física y emocional de los estudiantes, y de quienes los rodean.
Excepciones contempladas.
Claro, hay excepciones: enfermedades crónicas documentadas, emergencias, fallecimientos familiares, y algunas fechas religiosas. Pero lo cotidiano —una gripe, una migraña, un virus estomacal— no califica.
Además, el distrito envió cartas a médicos locales pidiéndoles que no fomenten ausencias “innecesarias”, dejando entrever que hasta los profesionales deben ajustarse al nuevo enfoque.
Y aquí surge la gran pregunta:
¿De verdad preparamos mejor a los niños tratándolos como adultos en un sistema sin derechos laborales básicos?¿O simplemente los estamos condicionando a normalizar el sacrificio de su bienestar?
Y tú, como padre, madre, docente o ciudadano…¿Qué opinas? ¿Estamos educando para la vida o enseñando a sobrevivirla?
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